

Biografía
La obra de Samuel Perry es una exploración en constante evolución de la textura, la memoria y el pulso visceral de la vida cotidiana. Inspirándose profundamente en la materia prima, tanto del lienzo como del mundo que los rodea, el proceso de Perry comienza con lienzos sin imprimación, a menudo desgastados, arrugados, rayados e incluso manchados con restos cotidianos como café derramado. Este preludio a la creación sirve como un acto de rendición, un reconocimiento de la imperfección y la belleza inherente del caos. Es en esta etapa inicial que la obra encuentra sus primeras marcas: gestos instintivos que reflejan el paisaje interior del artista. A partir de ahí, Perry inicia un rico proceso de superposición que fusiona el dibujo espontáneo y la pintura gestual con cada trazo sucesivo, revelando una abstracción en evolución arraigada en la memoria personal, la respuesta emocional y la fluidez del tiempo.
En la práctica de Perry es fundamental la interacción entre la interacción táctil, casi física, con el lienzo y las fuerzas conceptuales más efímeras —como la música, la memoria o un instante fugaz— que guían su obra. Ya sea que la obra surja de una idea o simplemente del ritmo de la música, cada pieza encarna una profunda conexión tanto con lo material como con lo emocional. Las capas de textura, marcas, colores y formas no son solo elementos visuales, sino un mapa de experiencias: personales, culturales y emocionales. El acto de crear es una conversación dinámica entre el artista y su entorno, una forma de reconciliar la naturaleza fragmentada y transitoria de la existencia con la búsqueda de significado y conexión.
El enfoque de Perry está en constante evolución, garantizando que cada obra sea única. Desde que se unió a la comunidad artística de San Diego en 2014, su trabajo ha atraído cada vez más atención, con piezas presentadas en exposiciones con jurado en todo el sur de California, incluyendo los condados de San Diego, Orange y Los Ángeles. Conocido por su compromiso de trascender los límites de su propio estilo, Perry se niega a conformarse con la repetición, aprovechando cada nuevo lienzo como una oportunidad para crecer y explorar nuevas dimensiones de expresión. Este incansable afán de innovación ha hecho que la obra de Perry tenga eco entre coleccionistas de todo el país, con piezas que ahora se encuentran en colecciones privadas de todo el país.
Artista de toda la vida, la pasión de Perry reside en plasmar su historia personal y los ritmos de la vida en arte visual que conecta tanto con lo individual como con lo universal. Al vivir y trabajar en el sur de California, su entorno, marcado por el paisaje soleado, la vibrante cultura y la energía desbordante, inspira y orienta continuamente su proceso creativo. Fuera del estudio, Perry comparte su vida con su pareja y sus dos perros, Morris y Bleu, cuya presencia aporta equilibrio y estabilidad a su exuberante trayectoria creativa.