

Convertir el alambre frío en vida: ése es mi gesto.
Biografía
Nacida en Budapest en 1969 y criada en un pequeño pueblo rodeado de bosques y biodiversidad, Zsuzsanna desarrolló una estrecha relación con la naturaleza desde temprana edad. Los árboles, omnipresentes en su infancia, se convirtieron en el núcleo de su práctica artística: «una fuente de vida», como ella misma describe, que ofrece protección, sustento, emoción y transformación.
Actualmente radicada en Hungría, esculpe árboles de alambre con una técnica meticulosa e inconfundible. Lo que comenzó como pequeñas piezas evolucionó a obras de gran formato que pueden alcanzar hasta 2,5 metros de ancho y contener más de 850 metros de alambre de hierro trenzado a mano. Cada pieza se construye con una precisión casi meditativa, donde el tiempo y el gesto son inseparables de la forma final.
El árbol es la metáfora más pura de la existencia: cambia, muere, renace. Igual que nosotros.
A través de sus composiciones tridimensionales y murales, Zsuzsanna explora el ciclo de las estaciones, los ritmos de la naturaleza y sus paralelismos con la experiencia humana. Sus esculturas evocan no solo la presencia física de los árboles, sino también su alma silenciosa: raíces que se extienden hacia la memoria, troncos que albergan historias, ramas que se extienden hacia el futuro.
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