Marc Chalme

Marc Chalmé nació en Lorient, una ciudad costera de Bretaña en Francia. Estudió en prestigiosas escuelas de arte en las ciudades de Nantes y Rennes en Francia. Posteriormente, estudió con el artista Georges Pichon, ganador del codiciado Prix de Rome. Chalmé pasó muchos de sus años de formación buscando su propio estilo individual, que ahora ha establecido. Desde 1991, ha dividido su tiempo entre la pintura y la docencia. Su trabajo se ha mostrado constantemente en galerías de Europa desde su primera exposición individual en 2005. Su exposición más reciente en Francia fue aclamada por la crítica por La Gazette Drouot, la revista francesa de subastas más famosa.

Chalmé crea paisajes misteriosos, naturalezas muertas y piezas figurativas. Ha dominado su enfoque de estos temas. Quizás uno de los aspectos más impresionantes y notables de su obra es el manejo de la luz, que a veces resulta casi inquietante; la luz a menudo parece brillar orgánicamente desde el interior de la pintura y el espectador casi puede sentir su calor. Las sombras y la sensación de profundidad se manejan de tal manera que el espectador es invitado a la pintura, a la habitación. Esta habilidad innata para comprender las complejidades de la luz y la sombra, y representar las sutilezas con tal talento, es excepcionalmente rara.

Sin embargo, no es solo este dominio de la iluminación lo que distingue el estilo único de Chalmé. Sus pinturas de un mundo con el que estamos familiarizados -hogares, escenas de calles tranquilas, mujeres, niños y naturalezas muertas de objetos cotidianos- tienen una cualidad onírica inusual. Son pequeños mundos peculiares, interesantes y magistrales donde el tiempo parece haberse detenido por completo. La luz permanecerá perpetuamente en esta hora del día, ya sea de noche o de día, al amanecer o al anochecer. Sus obras son escenas íntimas de pequeños momentos: una mujer que pone la mesa o baja las escaleras. Sin embargo, estos momentos se exteriorizan y se vuelven significativos por la tierna descripción de Chalmé de la situación. Su enfoque reflexivo hace que lo cotidiano, lo habitual y las partes de la vida que a menudo se pasan por alto sean significativas y hermosas nuevamente.