José Saboia

“Ingenuo” en esencia, creado en la aparente simplicidad de las líneas, el estilo de José Sabóia desafía las definiciones categóricas, pensando en términos que van desde lo figurativo hasta el expresionismo.

Sus composiciones, basadas en la repetición y multiplicación de rostros expresivos y casi idénticos, como replicando la perplejidad del rostro humano de su destino, no roban un toque de humor al representar la exuberancia de las formas de su pueblo. Las formas generosas provocan un bonito efecto visual en ese movimiento de masas y presentan un impacto estético y quizás ético. Dentro de cada cuadro, el ser humano toma su lugar y se realza mediante el uso selectivo del color, sólo tres o cuatro colores dominantes, y eso es todo. Sabóia sorprende aún más cuando fija en la amplitud del lienzo sólo uno de sus personajes, o un pequeño grupo de ellos. Atrapadas en la quietud del gesto, las figuras adquieren una nueva dimensión y sugieren, paradójicamente, un movimiento en perfecto equilibrio. Las figuras de José Sabóia, inconfundibles y carismáticas, llevan el sello de originalidad de su creador.

Texto de Teresa Monteiro Otondo - periodista