

Ella estira el hilo sobre papel y fotografías para bordar escritos que se convierten en texturas de “bordado”.
Biografía
Paralelamente a su investigación en pintura, Sophie Lavine, conocida por su seudónimo SOL, produce texturas “bordadas": manifestaciones plásticas del misterio del lenguaje. Los “bordados" se leen por ambos lados, apelando al sentido háptico, al deseo de tocar o mejor: al despertar del tacto del ojo. El anverso y el reverso de los “bordados" ofrecen una experiencia única que recuerda en la música el proyecto de “contrapunto" de Bach, que cosía dos notas juntas para crear sonoridades de contacto destinadas a acoger la nota sensible, aquella que viene a sonar en el oído del corazón. Pinchazo interno. Zona sensible. El trabajo de la aguja fina atraviesa el papel, atravesando pequeños agujeros y pone en contacto los dos lados de una misma membrana: el mundo legible-visible y el mundo ilegible-invisible.
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