Esta serie trata de la primavera no solo como estación, sino como estado mental. Captura momentos fugaces: ligeros, sin peso, llenos de colores que parecen disolverse en el espacio, envolviendo al espectador en tranquilidad.
Las obras de Yehor Dulin y Helen Shukina encarnan un impresionismo contemporáneo que respira libertad. Sus pinturas no solo representan formas; transmiten sensaciones: una magia efímera entretejida en la luz. Pinceladas suaves, casi etéreas, delicadas transiciones de color y una energía expresiva pero tranquila, como el viento susurrando entre las ramas en flor.
Este es un arte de salón, un espacio donde el tiempo se disuelve en los suaves tonos de la naturaleza. Al mirar estas pinturas, casi se puede inhalar su aroma: el rocío de la mañana sobre los pétalos, el calor del sol a través de los árboles en flor, el aire fresco lleno de la promesa de nuevos comienzos.
Cada obra es una meditación sobre la ternura, la paz y el delicado equilibrio entre la realidad y la emoción. Estas no son solo imágenes de jardines: son estados de ánimo florecientes. Una primavera que nunca se desvanece.
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