No es de extrañar que la línea se considere uno de los elementos más importantes a la hora de crear arte. El arte de la línea fina, en el que no suele haber ni degradados ni sombreados, se centra en cómo las marcas rectas o curvas sobre un fondo sólido revelan el tema, en este caso la forma humana. Tan fundamental es la línea para el artista que a menudo, como técnica, se pide a los artistas que estudian que presenten obras en las que la línea sea continua y la mano no se separe nunca de la página. La línea es la forma en que el espectador sigue una obra. La Melancolía I (1514) de Albrecht Durero revela a un artista que es un verdadero maestro de la línea, proporcionando textura, forma y figura a una figura que emite dentro de uno de sus grabados. A lo largo de los cinco siglos siguientes, los artistas se han visto influenciados por el poder de la línea y por cómo ésta puede ser descriptiva, abstracta, implícita, envalentonada e incluso adelgazada. La delicadeza de la línea fina tiene un largo pasado, que consiste en la capacidad de crear ilustraciones figurativas tanto bidimensionales como tridimensionales sólo con la sutileza. Artistas como Mays Almoosawi y Manuel Santelices, que se pueden encontrar en Artsper, atestiguan que las obras de arte con forma humana de línea fina han llegado para quedarse...