Esta exposición parte de una intención loable en estos tiempos difíciles: exponer la alegría como la pueden mostrar los artistas de hoy, dibujarle una figura. Alegría que es felicidad, por supuesto, pero no sólo eso. También se incluye la alegría que proporciona la belleza, la que da salud a nuestro cuerpo, mudita, de nuevo, esa alegría benévola que nos hace sentir felices por la felicidad de los demás, sin olvidar la alegría maligna, Schadenfreude, que nos incita a reírnos de la desgracia de nuestros semejantes. ¿Cómo representa el artista la alegría? La expresión efervescente, la más lógica de todas, no está inevitablemente incluida. La alegría, un estado de separación de la gravedad y la tragedia de la condición humana, es una emoción compleja. Más fugaz que duradera, siempre precaria (en última instancia, la muerte), aparece como una compañera discreta y servicial. El sentimiento de alegría llega en su propio momento e íntimamente en forma de una bendición frágil y eclipsante, difícil de recordar, de guardar, de congelar. Los artistas que participan en esta exposición, en su mayor parte, tienen el culto a la alegría modesta, salvadora pero que se escapa rápidamente de las manos, vector de un eudaimonismo sólido y nunca atestiguado. Cuando otros, menos numerosos, despiertan nuestro buen humor, poniéndose del lado de la risa y la relajación.
- Pablo Ardena
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