Esta exposición reúne a cuatro artistas que exploran este material.
Acero inoxidable, aceite, acrílico, vidrio se declinan, se ensamblan, se descomponen, se recomponen.
Bajo el prisma de la luz, aparecen la forma, el color y los reflejos.
Un juego de abstracción y luz que intriga y agrada a la vista.
DIAMANTE
Le Diamantaire se distingue por la elección del espejo como material para decorar las paredes. Los primeros muros salpicados de estas joyas callejeras fueron los de la capital francesa. Desde 2015, el símbolo del diamante se representa en volumen y desde distintos ángulos. El artista explora el infinito y la profundidad del diamante. Las perspectivas se multiplican y ofrecen una pluralidad de reflexiones y puntos de vista.
TANC
Al concentrar su trabajo en la línea y el color, renueva la investigación pictórica clásica confrontándola con la vivacidad primaria del arte callejero: preponderancia de la acción, perfección del gesto, aceptación del azar y expresión de una fuerte singularidad. Sobre todo, sus obras llaman la atención por su intensidad, su musicalidad y la vibración de las luces y los materiales. La acción, la energía y la emoción de Tanc tocan al espectador de la forma más sensual, íntima e inmediata.
EL EXTRAÑO
Yann L'Outsider explora dos dimensiones en particular: la abstracción tipográfica a través de composiciones formales en torno a la letra -una estética alimentada por el ADN del grafitero- y la abstracción metafísica inspirada en la observación de los movimientos cósmicos y la dinámica de los elementos, cuya cinética trata de retranscribir en las líneas y el vertiginoso juego de luces y sombras.
En el lienzo, el artista se esfuerza por conciliar en un mismo movimiento la espontaneidad intranquila del arte urbano y el curso más introspectivo de la investigación de estudio. Esta dualidad es el trampolín de una tensión creativa que despliega una obra singular, fascinante, de efectos insondables y misteriosos.
JC THOREZ
Nacido en el norte de Francia, el artista sigue apegado a la herencia textil de su región; así es como, bajo sus manos, el acero inoxidable se convierte en tejido a partir de 2012, para dar forma a esculturas. Thorez moldea, modela, orienta y esculpe sus piezas hasta obtener formas armoniosas.
El resultado son piezas únicas, un trabajo de fuerza que roza el desgarro de la chapa, con acabados de orfebre, pero también esculturas poéticas con múltiples lecturas, sublimadas por los vivos reflejos que mantienen con la luz y su entorno.
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