La fiesta de las Alasitas de Bolivia es una tradición aymara que se remonta a la antigüedad. Alasitas, palabra en aimara que significa “cómprame”, es una feria de origen precolombino donde los indígenas intercambiaban miniaturas, productos agrícolas y piedras circulares de diferentes colores. Este intercambio se realizó con alegría y con la esperanza de obtener estos objetos, de tamaño natural, durante el año. Hoy, miles acuden a comprar todo lo que desean obtener el próximo año, en forma de miniatura, con la esperanza de que los dioses conviertan sus sueños en una realidad de tamaño natural.
Es como comprar tus deseos con la esperanza de que esta acción, seguida de un ritual, acerque tu deseo a la realidad. Los aymaras habían inventado hacía mucho tiempo la noción de la lista de deseos a través de la imaginería de miniaturas que representaban los objetos deseados. Siguiendo su herencia aimara, cada año, Reinaldo Chavez crea una serie de miniaturas para Alasitas. La serie está integrada por diferentes líneas temáticas, todas presentadas en cuadros de 10 x 10 cm, elaborados con una técnica de estratificación tomada de la pintura de laca utilizada en las máscaras tradicionales bolivianas.
Chávez estuvo expuesto a estas técnicas desde que era un niño, ya que es descendiente de un linaje de artesanos tradicionales bolivianos. Paisajes altiplánicos, rostros monolíticos y paisajes urbanos, se conciben primero sobre una superficie texturizada sobre la que se aplican cuidadosamente múltiples capas de pintura, sin perder la espontaneidad característica de las obras de Chávez. Luego, las pinturas se lacan para proporcionar un acabado translúcido. Esta técnica es una firma del trabajo de Chávez, ya que es el único artista plástico boliviano que ha aplicado estas técnicas tradicionales en sus pinturas.
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