Sophie Bassot

Sophie Bassot o el espacio encantado

En su nostalgia de otro lugar, Sophie Bassot experimenta los fundamentos ocultos del espacio pintado, y su material palpita, huyendo de las certezas. Energías primarias, arcaicas y germinativas cautivan la expansión. Un color latente, global, fuerte, insidioso y velado desarrolla sus modulaciones envolventes.

Su palabra pre-mensaje, excavada en el cielo íntimo y cargada de vida arcaica, aumenta bruscamente el ritmo de compresión mental. Auto-revelación, en una feliz melancolía. Parte visible e invisible del interior proyectada en el espejo telúrico de la creación.

La opacidad, acosada, empezó a resquebrajarse, el caos despertó, los signos se impregnaron de la vitalidad cálida y cruel de los colores.

En este combate pictórico desnudo, la artista, una maga oscura, se abre a los fundamentos de la creación. Representa lo que se está gestando bajo el inmenso escenario de las apariencias. Material intensamente vivido, y cada lienzo respira a la altura del universo. En cada paisaje habitado, el artista altera el orden del mundo, mostrando el asesinato edípico de la imagen instalada. Sophie Bassot sacude nuestras profundidades y la obra revela el campo ampliado de las percepciones subterráneas. Muy inquietante, actúa un contagio suave y denso, a través del efecto artístico de una pintura de alta sustancia. Los colores, de origen terroso, expresan el vínculo primordial con la tierra. Escritura monumental y celestial.

Sophie Bassot experimenta la densidad de las cosas, como si conectara, desde dentro, las líneas de fuerza del hombre y del universo. Pinta la red indistinguible del ser y el cosmos, cuando las líneas del exterior se encuentran con las del interior. Una mirada entre dos abismos, hacia el espacio inmenso, cuando el cuerpo se pierde en el vértigo de las luces originales.

“Estos paisajes son mis viajes", dice ella.

Christian Noorbergen