Sandrine Verdier

Curso

De la Escuela de Bellas Artes de Toulouse a la empresa, luego de la empresa al taller: a sus 57 años, es una artista tolosana, madre de dos hijos mayores. Inseparables de su vida de mujer y de su trabajo como artista, su educación moldeó su trayectoria creativa y determinó sus elecciones: la estabilidad de un trabajo asalariado como directora artística durante veinte años, combinada con la práctica regular de la pintura; luego diseñador gráfico independiente y profesor, cuando empezaron a valerse por sí mismos. Finalmente, artista escultora consciente de la necesidad de presentar su obra. Los lienzos figurativos ahora permanecen inactivos en un rincón de su estudio donde trabaja con arcilla desde hace cinco años.

El murmullo de los cuerpos

Su escultura captura la vida en la fugacidad del movimiento. Se nutre de la historia única de los cuerpos. Su cruda plasticidad sugiere movimiento, sin encerrarlo en una actitud definitiva. Sugiere un camino, despierta sentimientos, pero no impone una narrativa. Liberados de los cánones de la estética formal, la tensión de un músculo o la prominencia de un hueso, revelan la confianza del cuerpo en una libertad carnal que brota de la materia. Cuerpos enamorados, cuerpos doloridos o distendidos por la maternidad, se cuentan en fragmentos íntimos, como otras tantas historias secretas susurradas por la luz y el espacio.