El puntillismo, práctica neoimpresionista por inspirarse en las investigaciones científicas realizadas por los impresionistas, es una corriente artística surgida a finales del siglo XIX en Francia y Bélgica. De hecho, el pintor francés Georges Seurat y el paisajista Paul Signac orquestaron las premisas del puntillismo. Su principio fundamental se basa en la división y segmentación del color. Para ilustrar una escena que pretende retratar, el artista sustituye cada pincelada por puntos de color yuxtapuestos. A continuación, armoniza su pintura sombreando y confrontando cada pigmento de color primario con su color complementario. De este modo, el cuadro se llena de minuciosos reflejos que le confieren una cierta profundidad y una luminosidad característica. Con sus cascadas de contrastes cromáticos, el puntillismo suele ser testigo de una atmósfera bucólica, llena de calma y de cálida energía. Paisajes, retratos, escenas de la vida cotidiana, todos los temas giran en torno a una precisión innegable. El artista puntillista sitúa la observación en el centro de su reflexión. Déjese impregnar por nuestra selección de obras y observe cada detalle, cada matiz, de lejos y de cerca, para aprovechar al máximo este espectáculo gráfico.
