Paisajes realistas acompañaron mis inicios en la práctica del acrílico. Además de ser muy divertido, crear estas pinturas me permitió comenzar con una buena base y, más adelante, desarrollar mi estilo y la dirección que quería tomar en mi práctica artística. No traté inmediatamente de darle significado a mis pinturas abstractas, porque el concepto se me escapó. Más tarde me di cuenta de que imaginaba ciertas emociones, conceptos y, a veces, incluso personas. Me tomó mucho tiempo lograr plasmar estos pensamientos en un lienzo y sobre todo que, desde mi punto de vista, desprende la idea deseada.