"El Jardín de Getsemaní" es un nuevo ciclo de pinturas de Ilya Gaponov, que consiste en composiciones de múltiples figuras a gran escala. La singularidad de este proyecto expositivo radica en que, además de las pinturas de Ilya, la exposición se ve reforzada por la monumental gráfica de Elena Castillo, que muestra imágenes hipertrofiadas de azucenas blancas. Los hechos ocurridos en el Huerto de Getsemaní son una trama universal conectada con la historia de la traición, las penas de la duda, contrapuestas por una voluntad y una resistencia indómitas. En sus pinturas, Gaponov busca transmitir el sentimiento de soledad universal que se apoderó del hijo de Dios la noche anterior a su arresto. Yendo al monte a orar, llevó consigo a sus discípulos. Los miró en busca de apoyo, pero se durmieron. Gaponov compara sus pinturas con reportajes fotográficos de la escena, fragmentando las imágenes. En cada uno de ellos se adivina, sin embargo, alguna alusión a las composiciones de los grandes artistas del pasado. Repensando la obra de Caravaggio, Rembrandt, Goya, Hodler, Kokoschka, Nolde, Kollwitz, Gaponov intenta superar la línea entre el pasado y el presente. En su serie gráfica, a través de la imagen de las flores, Elena Castillo intenta transmitir la belleza del mundo, indiferente al sufrimiento. Los lirios en sus dibujos a gran escala difícilmente pueden llamarse un símbolo de pureza y piedad. Estas flores gigantes con capullos hinchados son materiales, impersonales e impasibles. Detrás de la belleza exterior de las flores yace un peligro de muerte, como un sueño traicionero de los discípulos de Cristo, en quienes confiaba. El color blanco de los pétalos se convierte en el color de luto del sudario en el que Cristo fue sepultado. Así, la imagen luminosa de la esperanza se convierte en símbolo de muerte, pero también de renacimiento en la eternidad. La imagen del lirio está profundamente arraigada en nuestro subconsciente y es inseparable del contexto bíblico. La sutil conexión entre los paneles gráficos de Elena y las pinturas de Ilya construye una combinación que toca el alma.