
Biografía
Richard Boigeol es un artista francés nacido en 1959 que vive y trabaja en Marsella. Desde niño, se ha expresado mejor a través del papel. Crea su propio mundo inspirándose en lo que ve a su alrededor. Comenzó a tomar clases de dibujo a los 7 años.
A los 17 años, formó parte de un grupo de estudiantes que trabajaban en las calles de Pompeya y Herculano, rodeado de admiradores, bajo la atenta mirada de su maestro. Así nació su primer público. También estudió historia del arte durante sus viajes iniciáticos a Italia.
Su estilo es reconocible al instante; nada es irreconciliable en su pintura, que él define como figuración narrativa contemporánea. El humor afable que despliega adquiere la apariencia de un juego infantil; todo, tanto en sus pinturas como en sus objetos, es un ensamblaje humorístico, un juego de citas y paradojas.
Por supuesto, está influenciado por los grandes maestros y, si nos detenemos a observarlo, descubrimos una búsqueda de nuevas formas y combinaciones de colores únicas. Para él, el color es vida. Estas composiciones dinámicas y muy gráficas se encuentran en sus vallas publicitarias. Escenas con personajes y objetos inverosímiles: un gato y una señal de tráfico estadounidense; un payaso con una cabeza falsa y una gran nariz roja; un saxofonista y un cerebro africano en forma de mapa; un edificio con forma de instrumento musical (¡atención, arquitectos!).
Cuenta historias de nuestro tiempo en imágenes, en forma de alegoría, que utiliza para transmitir mensajes, como la famosa lengua de los Stones bajo la que desliza un helado, no sin picardía. Puede usar la actualidad para crear una pintura, como en la obra "Mi Presidente", un collage de cartón sobre lienzo, o la versión poética de Jill y John (los chalecos amarillos).
Richard Boigeol es un artista de corazón; la música ocupa un lugar central tanto en su vida como en su obra; toca el piano y sus pinturas presentan numerosas apariciones de instrumentos. Laurie Verchomin, esposa del gran pianista estadounidense Bill Evans, le contactó para ilustrar su libro "The Big Love". Estas obras dejan una huella imborrable, como los dibujos infantiles.