Alvin Greis

Mi enfoque artístico surge de una consciente desviación de las convenciones de la fotografía —liberada de las limitaciones de la representación, pero profundamente arraigada en el linaje de la experimentación visual. Me inspiro en los pioneros del Expresionismo Abstracto —Hans Hofmann, Robert Motherwell, Franz Kline y Willem de Kooning— cuyas composiciones viscerales e intensidad emocional informan mi lenguaje visual. Ecos del Dadaísmo y el Cubismo, junto con las perspicaces críticas de Clement Greenberg, moldean aún más mi trayectoria.

En el ámbito fotográfico, resueno con visionarios como Man Ray, Saul Leiter y Ernst Haas, así como con la cruda y expresiva ambigüedad de la estética japonesa are-bure-boke. Su trabajo impulsa mi exploración del medio no como un vehículo para la documentación, sino como un campo para gestos pictóricos, donde el azar y la intención se entrelazan.

Mi trabajo gira en torno al concepto de metafotografía —un término que utilizo para describir la imagen no como una instantánea, sino como una traza de movimiento, tiempo y presencia. A través del movimiento intencional de la cámara (ICM), la abstracción y la alteración de la escala y perspectiva tradicionales, creo obras que resisten una interpretación fija.

Estas imágenes no son “tomadas” sino ejecutadas. El movimiento de la cámara se convierte en un gesto visible, imprimiéndose en el sensor como una pincelada en un lienzo. Mientras los pintores trabajan con pigmentos elegidos, mi paleta está limitada por las condiciones efímeras de luz y forma en un momento dado —cada fotograma es tanto un descubrimiento como una negociación.

A diferencia de las simulaciones digitales, la metafotografía se basa en gestos físicos —una interacción directa entre cuerpo, luz y tiempo. La inteligencia artificial puede imitar efectos visuales, pero no puede replicar la autenticidad del movimiento físico. La IA calcula; los gestos humanos resisten el cálculo, encarnando tensión, conflicto, rechazo. Esta tensión da origen a una expresión genuina, haciendo que la metafotografía sea singularmente humana e irreproducible.

Esto no es un escape de la realidad, sino un enredo más profundo con ella. Mis imágenes exploran el umbral difuso entre la percepción y la sensación, entre el mundo exterior y su resonancia interna. Veo la fotografía no como un medio para capturar lo visible, sino para invocar lo invisible —evocando memoria, emoción y presencia a través de la abstracción.

La escala juega un papel esencial en este encuentro. Mis impresiones se producen en gran formato, no como un espectáculo, sino para cambiar la relación del espectador con la imagen —de la observación a la inmersión. A distancia, se ve ritmo y gesto. De cerca, fragmentos de lo cotidiano —hormigón, cristal, clima, sombra— emergen de la abstracción.

La imagen se convierte en un espacio para entrar, más que un objeto para observar. Imprimo mis obras con precisión de alta resolución, preservando la integridad del gesto, el grano del movimiento y la fragilidad del detalle. Cada fotografía existe tanto como un campo visual como una presencia física —íntima y monumental, inmediata y a la vez estratificada.

Nacido en Leningrado en 1977, ahora vivo y trabajo en Finlandia. Mi formación abarca la pintura clásica, el branding y la comunicación visual.