En el cruce de antiguos y nuevos imperios, Levante cruza el Bósforo que conecta el Mar Negro y el Mediterráneo, la frontera geográfica entre Oriente y Occidente.
Levante explora de Este a Oeste –de los Balcanes al Cáucaso, de Ucrania a Irán, Irak, Siria y más allá– los dilemas de una vasta región de confluencias y tensiones culturales donde tienen lugar varios teatros de guerra.
Levante corre junto a los tormentos del pasado inscritos en la memoria de los paisajes: las antiguas ciudades griegas en las costas turcas, las iglesias armenias abandonadas alrededor del monte Ararat, las tumbas que se alinean por miles en el cementerio de Srebrenica son huellas de una historia violenta. Vuelve la guerra: los yihadistas asolan Irak y Siria, aterrorizan las capitales europeas; La Rusia de Putin está asediando las fronteras orientales de Europa. Los horizontes se inclinan, la tierra tiembla, la onda expansiva recorre toda la península.
Los tormentos pasados y contemporáneos dan a la historia del Levante su voz y su ritmo, y trazan, durante unos quince años, el itinerario del fotógrafo. En su camino: la crisis migratoria - cadáveres arrojados al Mediterráneo y en la ruta hacia los Balcanes - el fundamentalismo islámico en Irán, las tensiones en el Cáucaso, las guerras en Irak, Siria, Ucrania.
En estos territorios, Matthieu Chazal fotografía la dualidad, los opuestos: está la tensión que precede a la acción, la brutalidad de las batallas, las pausas. Entre dos fuegos mantenemos una apariencia de vida ordinaria: todavía nos casamos, vamos al cementerio, a la escuela, al mercado, a los baños; nos reunimos y nos movemos, reímos, lloramos.
Levante se compone de escenas de la vida cotidiana, campos y terrenos baldíos, palacios y ruinas, trajes relucientes y uniformes austeros, fronteras y pasos cerrados con candados, callejones sin salida, confines, horizontes. A la altura de los hombres, Matthieu Chazal deja espacio a la espontaneidad de los personajes que entran en escena, a la disparidad de sus sentimientos y pasiones. Capta sobre la marcha aventuras inocuas y modestas, casi nada que le da a la historia una dimensión teatral.
Aquí se desarrollan la violencia y la tregua, la aventura, el deambular, la espera, el frágil equilibrio entre orden y desorden, entre vida y muerte.
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