Claire Bonnet-Masimbert

Claire Bonnet-Masimbert pinta o esculpe contornos que evocan los seres sintientes que somos. El cuerpo, despojado de sus particularidades, se vuelve original y se convierte en receptáculo.

La expresión “tomar forma" encuentra aquí todo su significado.

Lo que toma forma son los movimientos del ser, lo que lo anima: sus emociones. Las del artista en el momento creativo y las del espectador que, impulsado por este inicio, finaliza el relato proyectando su propia sensibilidad.

Claire pinta mientras escribe: cada cuerpo es una palabra que se encuentra con otra en un juego de entrelazamientos. El espectador puede así observar el diálogo que se produce entre ellos. Aparece la narración. Esta escritura pictórica hace que la línea ya no sea un elemento que permita representar el movimiento de un cuerpo, sino que puntee una superficie a modo de puntuación. Esto da como resultado una forma de musicalidad.

La artista va al encuentro de lo que no conoce ni domina. Un peligro que se caracteriza, en particular, por el uso poco convencional de determinados soportes o por el manejo frágil y esquivo de la tinta, un fluido recurrente en su obra. Una postura que le exige una restitución espontánea de su estado, una postura que es a la vez desafiante y motivadora.

Al artista visual le gustan las texturas crudas; ya sea en pintura o escultura. Además del respiro que ofrece el paso de un medio a otro, le permite sobre todo encontrar respuestas; la práctica de uno alimenta la práctica del otro. Por eso, presentados juntos, inevitablemente se produce un intercambio.

En este intercambio pictórico, Claire se pregunta sobre el lugar del Otro y es natural que se dirija hacia propuestas de colaboración, abriendo un campo de diálogo más amplio.