Presentación
Vladimir Škoda abandonó Checoslovaquia en 1968 para dedicarse al arte. Fue aprendiz de tornero y este oficio matemáticamente preciso fue una preparación perfecta para su carrera artística. Su fatídico encuentro con el escultor francés César Baldaccini en la École National Supérieure des Beaux-Arts de París pronto completó su búsqueda de una expresión escultórica. El metal como material multifacético ha dominado su trabajo en diversas formas. Recientemente, ha pasado de forjarlo al fuego y utilizar martillos a técnicas más sofisticadas de procesamiento de metales, puliendo formas esféricas a la perfección. Su material favorito es el acero inoxidable. Los temas de sus obras están estrechamente relacionados con las teorías de Kepler.