Fotografía Animales

"El arte no deja de estar obsesionado con el animal" afirmaron Gilles Deleuze y Félix Guattari, por lo que es natural que nuestros amigos animales sean un tema privilegiado por los grandes artistas y los fotógrafos.

Los animales son una fuente de inspiración omnipresente: los grandes espacios abiertos, la sabana, los bosques, los prados o el fondo del jardín. Los fotógrafos profesionales y aficionados se esfuerzan por inmortalizar la fauna salvaje y están listos para viajar hasta los confines de la tierra para conocerlos.

La captura de la fotografía de animales se ha convertido hoy en día en un arte de pleno derecho, popularizado por documentales y revistas como National Geographic o Terre Sauvage. Al tomar capturas aéreas o submarinas, incluso macrofotografías, esta práctica artística hace viajar y vagar al espíritu a través de paisajes increíbles, composiciones agudas y luces excepcionales.

Sin embargo, esta práctica sigue siendo reciente y confidencial a la escala de la existencia de la fotografía inventada por Daguerre en 1842. Reciente porque antes de la aparición de la réflex digital, tomar una foto requería un tiempo de exposición relativamente largo y mucho equipo (a menudo difícil de transportar). Sin embargo, el animal no espera, es libre, escurridizo y difícil de acercar en su entorno natural.

Hoy, las proezas tecnológicas permiten a los entusiastas capturar su modelo (en sentido figurado porque la fotografía animalista solo se puede llamar así si el animal vive en libertad). No obstante, los fotógrafos deben ser pacientes y utilizar muchas estratagemas para esperar ver los ejemplares más bonitos con la mayor discreción. Entonces, ¿cómo fotografiar animales salvajes? Algunos lo consiguen incluso con una Polaroid.

La fotografía animalista es una disciplina muy exigente, y existen varias técnicas fotográficas para conseguir el ángulo más amplio y el mejor encuadre. El aguaite y la billebaude (técnica de aproximación durante la cual el fotógrafo se encuentra con los animales) son técnicas de camuflaje para infiltrarse en los hábitats de los animales más salvajes, como los leones en la sabana o los osos en la montaña, y estar lo más cerca posible del animal. El fotógrafo animalista, a semejanza de los francotiradores, utiliza elementos naturales o viste ropa de camuflaje integral para no molestar al animal, darle confianza y poder disparar en el momento adecuado (a veces un espacio de unos segundos).

Por el contrario, las cámaras trampa permiten superar las distancias. A través de sistemas infrarrojos, lentes grandes ángulos, flashes con disparador automático, el fotógrafo puede actuar desde lejos. La preparación se realiza con antelación y requiere un perfecto conocimiento de los hábitos del animal para obtener clichés sublimes de una nitidez perfecta.

La naturaleza es un campo de juego ideal para explorar su estilo pictórico. De hecho, muchos son los artistas que se han prestado al juego y que han viajado por todo el mundo en busca de clichés excepcionales de animales. Los nombres más famosos son Bence Maté, que captura principalmente fotografías de aves, como halcones en pleno vuelo, Jim Brandenburg, Nick Brandt….

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