Slawomir Kuszczak

Slawomir Kuszczak es un pintor polaco nacido en 1966 en Rawicz, una ciudad del Voivodato de Wielkopolskie y Rawicz Powiat.

Muy joven, mostró cierto talento para las artes aplicadas que decidió cultivar durante sus estudios. Por lo tanto, ingresó en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Poznan (para pintura) y en la Academia de Bellas Artes de Ljubljana (en diseño gráfico). Se licenció en pintura, con honorable distinción, en el estudio del profesor Jan Witka. Kuszczak también obtuvo dos veces una beca del Ministerio de Cultura y Artes de Polonia.

Al salir de la escuela, él a su vez decide enseñar su pasión a la nueva generación.

Trabaja en la Academia de Bellas Artes de Ljubljana (en Eslovenia), en la Academia de Bellas Artes de Cluj-Napoca (en Rumania) y en la Academia de Arquitectura y Diseño de Praga.

Realizó prácticas de docencia en la Hochschule der Künste de Berlín y en la Hochschule für Bildende Künste de Braunschweig.

Las pinturas y dibujos de Slawomir Kuszczak no dejan indiferente al mundo del arte. Reconocido por muchos críticos y coleccionistas, el artista se ve obligado a mostrar su trabajo en exposiciones individuales y colectivas en toda Polonia e incluso en todo el mundo.

La peculiaridad de los logros de Slawomir Kuszczak radica en la cohabitación de dos mundos distintos. Por un lado, nos encontramos con un universo racional, lleno de obras y otros edificios con formas y líneas arquitectónicas muy puras, que nos conecta con lo que conocemos. Pero por otro lado, el pintor perturba nuestros sentidos al incluir en sus obras figuras humanas y animales (a menudo caninos) que difícilmente identificamos como reales. Crea el choque voluntario entre la naturaleza y la civilización. Los elementos naturales como árboles, pájaros, personas… no encuentran su lugar en un mundo creado únicamente por el conocimiento y la tecnología.

La acumulación de colores cálidos y fríos, las técnicas de fusión pictórica y los contrastes que emplea nos obliga a concentrarnos en sus pinturas muy modernas y a reflexionar. Consigue crear un movimiento perpetuo y una distorsión de los paisajes que atrapa al espectador en todo momento.