“El arte concreto quiere transformar el mundo, quiere hacer la existencia más llevadera. Quiere salvar al hombre de la locura más peligrosa: la vanidad. Quiere simplificar la vida humana. Quiere identificarlo con la naturaleza... El arte concreto es un arte elemental, natural, saludable, que hace crecer en la cabeza y en el corazón las estrellas de la paz, del amor y de la poesía. Donde entra el arte concreto, sale la melancolía, arrastrando sus maletas grises llenas de suspiros negros”.
Jean Arp, 1944
El arte concreto es ante todo un lenguaje pictórico estrictamente no figurativo. Son líneas, formas y colores: un vocabulario gráfico accesible a todos. Una obra concreta resulta de una construcción sencilla y controlable, un protocolo creativo, que responde a un principio geométrico impuesto por el artista. Se libera de la representación del mundo que simplifica al extremo en líneas, curvas y ángulos rectos. Una práctica que se aleja de lo sensible, sin más referente que sí mismo. Y sí, un cuadrado sigue siendo un cuadrado. A veces, este protocolo se trastoca, el rigor se desvía para dar paso, no sin humor, a una utopía subversiva.
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