El cuchillo de pintar, o de paleta, como se le llama a menudo, ha sido parte del surtido de herramientas de los pintores durante mucho tiempo. Al principio, no se utiliza para aplicar pintura o producir empaste, sino para mezclar los pigmentos o superponer una capa de pintura sobre otra para sombrearla, e incluso para desprender el exceso de pintura del lienzo. Hecho de un mango acodado y una hoja de acero flexible, su forma es comparable a la de una paleta de tamaño reducido.
Es durante el Renacimiento cuando el cuchillo se desvía de su uso y los artistas comienzan a usarlo para pintar. Antes de eso, los pintores buscaban lograr un resultado realista y, por lo tanto, liso. Pero artistas como Rembrandt, Tiziano o incluso Fragonard observan que al raspar la pintura para hacer aglomerados llaman la atención, dan textura, relieve y luz.
Gustave Courbet es conocido por haber reimplantado el cuchillo en el siglo XIX, un periodo crucial en el renacimiento pictórico promovido por los artistas. Le siguen los Impresionistas y los Modernos (Monet, Van Gogh, Turner…), que se apoderan de él para crear la materia.
Aprecian mucho esta herramienta, muy adecuada para su búsqueda de representar una luz realista, tal como la captan nuestros ojos. La invención del caballete y de la pintura de tubo les permite salir del estudio y pintar al aire libre para representar los reflejos iridiscentes del agua y el movimiento de la naturaleza. Aplican la pintura rápidamente, con pequeños toques dispersos en su lienzo, y crean texturas con el cuchillo. Para lograr tal efecto, utilizan pintura al óleo o acrílica, que trabajan poco para no quitar nada de su espesor.
En Artsper, encuentra las obras de Judith HM o Aude Herlédan que utilizan il cuchillo de manera unica en sus trabajos respectivos.
