Zsofi Barabas, Judit Loczi Horvath, Bea Kusovszky, Marton Nemes y Eszter Poroszlai, cada uno representa a su manera la herencia de los artistas húngaros que vivieron bajo el régimen comunista, que los privó del mismo acceso al arte que sus pares en el resto de Europa o Estados Unidos, y para los que "la abstracción era libertad". Por lo tanto, es más particularmente a Imre Bak y a aquellos artistas que se quedaron para mantener la llama de la libertad y el arte que está dedicada esta exposición comisariada por Benoit Manuel.
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