La exposición “Del agua a la piedra” tuvo que empezar con una residencia, concebida en teoría como unas vacaciones creativas y en la práctica como un respiro de un año por lo demás agitado entre Sofía y Berlín para Teodor Genov y para mí, que los organizadores del proyecto reconocieron como una mano curatorial para el artista. Sin embargo, en lugar de crear una exposición a partir de una residencia, resultó que haríamos lo contrario: una residencia a partir de una exposición (finalmente) por razones no relacionadas con la organización del proyecto. La razón fue la crisis climática global. Puede sonar un poco exagerado, un poco dramático, incluso un poco esnob, pero me parece una buena lección para aprender a reconocerlo. Los accidentes, los errores humanos, la falta de control adecuado y ayuda oportuna, los problemas del sistema hídrico, la corrupción y la opresión general de nuestro sistema político no pueden seguir impidiéndonos reconocer que, en pocas palabras, estamos en una crisis climática global. El clima no es normal, no cambiará por sí solo y, no, a los ecologistas no se les paga. Leshten se quedó sin agua en pleno verano, en el que las temperaturas eran tan altas que, incluso si hubiera habido agua, igual no habríamos podido llegar a la preciada residencia. En cambio, volvimos a casa, a Berlín, donde disfrutamos de un verano de 20 grados mientras leíamos noticias aterradoras sobre incendios, sequías, falta de agua y temperaturas récord. En este extraño verano, el artista Teodor Genov comenzó los preparativos para la exposición de su residencia no realizada con pensamientos sobre el agua, la sequía y las rocas: las que quedan en el fondo de un río seco y las otras que terminan como productos de lujo en la casa de alguien después de ser dolorosamente separadas de la tierra y luego cortadas y pulidas cuidadosamente en compañía de nubes de polvo nocivo y toneladas de agua. Sus pensamientos revoloteaban ciegamente entre la falta de agua en Leshten, las noticias de las protestas contra las canteras de piedra en varias partes de las montañas Ródope en los últimos años, la sequía y los pensamientos sobre el futuro durante una crisis climática global que acecha en los rincones oscuros de su mente. De ahí surgió una serie de dibujos sobre papel y piedra que no siguen una narrativa lineal ni intentan transmitir un mensaje político, sino que presentan un mosaico de reflexiones, referencias culturales e históricas y bromas amargas en su típico estilo de caricatura cruda. Las obras de la exposición están divididas en dos segmentos temáticos en las dos salas principales de la galería. En la primera se presentan dibujos y pinturas que tratan el tema del agua y su uso descuidado como recurso natural. En la segunda, Genov muestra dibujos con láser sobre losas de mármol que tratan la sequía y la falta de agua. En conjunto, las obras sientan las bases para futuras investigaciones y trabajos sobre el tema del agua y el clima. Si el tiempo lo permite, la siguiente parada será Leshten. Si no, tal vez Burgas, de donde proviene el artista y donde creció en la familia de un agrónomo que, después de 35 años de trabajo, ahora se pregunta si el futuro también le permitirá trabajar su tierra.
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