Gil Gijón

Desde 2014, su práctica artística consiste en reproducciones de fotografías antiguas rescatadas de álbumes familiares, utilizando únicamente el polvo y las pelusas del entorno privado de las personas representadas.

La razón de utilizar el polvo doméstico radica en su composición. Cada partícula que lo forma proviene tanto de restos orgánicos, como la piel y el cabello de las personas que allí habitan; como de restos inorgánicos de los objetos que tenemos en nuestras casas: fibras de alfombras, ropa y otros textiles, suciedad arrastrada desde la calle bajo nuestros zapatos, contaminación ambiental, etc.

Se pretende recuperar de alguna manera el paso inexorable del tiempo que representa el polvo y modelarlo en busca de una representación auténtica, a la vez presentación y representación, con el uso del retrato y la fotografía (para traer al presente tanto a las personas como a sus recuerdos) y hacer presentes a estas personas, a través de los restos que quedan de ellas.

El polvo se convierte así en metáfora esencial de la destrucción, del paso del tiempo y de la ruina. El detonante para hacer ver al espectador que es memoria viva y palpitante; que sus huellas se mezclan con tantas otras ya pasadas, en un eco eterno.