Frédérique Tristant

Su obra revisita el retrato femenino desde la perspectiva de una envoltura carnal que trae recuerdos a la superficie de la piel.

Como en su investigación del primer atlas fotográfico de dermatología del Dr. Hardy y Montmeja en 1868, retoca cada retrato con acuarela y pintura acrílica. Toma una fisonomía que remodela y rehace a su antojo. Ella refina estas máscaras que cuentan historias de mujeres como el diario de nuestra melancolía, nuestras ausencias y nuestra sensualidad.

Las arrugas y pliegues del papel de piel anclan su obra en el género de las Vanidades operando un claro tránsito del testimonio fotográfico a lo pictórico. Los motivos (flores, pájaros, rayas, toile de Jouy, liberty, vichy, etc.) le permiten pasar de un personaje real fotografiado a un personaje de ficción y rechazar el simple aspecto decorativo. El motivo es una magdalena de Proust que hace que su obra sea nostálgica y universalice sus recuerdos personales.