Sophie Penicaud

Sophie Pénicaud mira de cerca y de lejos.

Su formación primaria en Artes Aplicadas es la adecuada para ella; siempre, ella dará el equilibrio, la perspectiva justa, los volúmenes, algunos detalles elegidos... La distancia, cuando la mire, le dará la sensación de estar en presencia misma de la poesía, a través de toques más borrosos, porque entonces, hay una mirada retrospectiva. En efecto, si sabe ver muy de cerca, también sabe captar la distancia y, cuando se ocupa del paisaje, veremos su gráfica original, siempre subyacente a su obra, creando interpenetraciones muy sutiles y siempre logradas.

Al contemplar estas vastas extensiones de naturaleza casi virgen, entramos en la presencia de una profundidad que ella ha contemplado. Habla, en sus paisajes, y mucho más allá de ellos, de la presencia, en este mundo creado, de lo que es una presencia espiritual y que se puede ver.

El color entrará en juego suavemente. Un amarillo es constante y le pertenece sólo a ella. Es dorado y en ocasiones se vuelve más ácido. Será la nota que caracterice su obra, al óleo o acrílico, en sus pasteles, sus monotipos. Estará adornado con varios azules, rojos, verdes y, a veces, toques de rosa.

Estas cinco obras de Sophie Pénicaud exploran las múltiples facetas del cielo, desde la calma pacífica hasta el poder dramático de la naturaleza.