Anita Leray

Anita, de 67 años, procede de un pequeño pueblo de Vendée, cerca de Montaigu. El dibujo siempre ha formado parte de su vida: comenzó con grafito, luego el acrílico se impuso naturalmente en su obra.

Le fascina la mirada de los animales, especialmente la de los grandes primates y hoy la de los avestruces. A menudo opta por una paleta monocromática, pero su firma artística reside en el cuidado que pone al colorear sus ojos.

Pintar con su pincel, la melenuda Martha, es para ella un momento de intensa meditación que sublima cada línea y cada matiz.

Su serie de avestruces nació del encuentro con una escultura de papel maché de tamaño natural. La mirada aterciopelada de este pájaro la inspiró a crear su primer retrato de un avestruz. Adornada con una única amapola en el pico, esta última conquistó inmediatamente a quienes la rodeaban. Luego se complació en personalizarlos según sus deseos, empezando siempre por captar la expresión de la mirada, el resto viniendo naturalmente.

Marcada por la experimentación y la búsqueda de autenticidad, su obra combina tecnicismo y sensibilidad para ofrecer una visión contemporánea del mundo animal.