Anton Kaestner

Nacido en Ginebra en 1968, Anton Kaestner es un pintor suizo cuyo enfoque artístico va más allá de los límites de lo visible para explorar las profundidades de la belleza. Creciendo rodeado de la belleza natural y la riqueza cultural de su país natal, fue influenciado desde muy joven por su abuelo, artesano y artista, quien plantó en él la semilla de la creatividad. Esta influencia familiar moldeó una sensibilidad artística profundamente arraigada, haciendo de la pintura una verdadera necesidad.

Fue en 1993 cuando Anton Kaestner comenzó a pintar en forma privada, explorando las posibilidades expresivas del acrílico en formatos modestos antes de ampliar su enfoque. Su atracción por la abstracción lírica y el expresionismo abstracto refleja una búsqueda de significado más allá de las apariencias. Aunque es ateo, encuentra resonancia espiritual en su exploración de las verdades universales de la naturaleza y la vida, dando a sus obras una profundidad metafísica singular.

Su carrera comercial internacional, que lo llevó de Estados Unidos a Marruecos pasando por Bélgica y Francia, enriqueció su lenguaje visual. Sumergiéndose en las culturas locales y las escenas artísticas de cada lugar, forjó un estilo ecléctico y cosmopolita. A pesar de las exigencias de su vida profesional, la pintura siguió siendo para él una meditación secreta, un espacio íntimo de liberación e introspección.

En 2021, Anton Kaestner se trasladó a París y se dedicó de lleno a su arte. Luego desarrolló un enfoque único, trabajando con acrílico, pigmentos metálicos y aerosoles sobre plexiglás extruido reciclado. Este soporte contemporáneo, a la vez liso, brillante y frágil, ofrece una dimensión reflexiva y dinámica a sus obras. Pintar sobre el reverso del plexiglás implica una total falta de control visual durante el proceso creativo. Esta obligación voluntaria le obliga a dejarse guiar por el azar y a acoger lo inesperado, haciéndose eco del proceso de revelación en la fotografía.

De esta exploración intuitiva nacen composiciones ricas en transparencias y efectos de espejo, que juegan con la luz y el espacio circundante. Las capas sucesivas de pintura crean profundidades fluctuantes y valores compositivos complejos, dando a cada obra una cualidad ascética y meditativa. Lejos de las convenciones figurativas, sus creaciones siguen siendo decididamente abstractas, evocando a veces la transparencia y la luminosidad de las vidrieras mientras actúan como espejos interiores.

Su enfoque artístico rechaza cualquier emoción manifiesta o construcción teórica. Más bien, aspira a una experiencia del ser, una exploración de la realidad en sus dimensiones visibles e invisibles. A través de un juego sutil entre los detalles percibidos de cerca y el todo revelado desde la distancia, Kaestner anima al espectador a emprender un viaje introspectivo, invitando a una expansión de la conciencia.

En 2023 decidió compartir su trabajo con el público. Su primera exposición en solitario, titulada «Échos», celebrada en París a finales de 2024, fue un éxito inmediato. Sus obras entraron rápidamente en colecciones privadas en Francia, Portugal, Alemania y los Países Bajos, afirmando su posición en la escena del arte contemporáneo.

Anton Kaestner continúa hoy su exploración artística con un enfoque humilde e introspectivo. Para él, pintar es un ejercicio diario de cuestionamiento y crecimiento. Inspirado en las palabras de Jean Bazaine – “La práctica cotidiana multiplica la pasión por ver" – considera cada lienzo como un espacio de reflexión sobre la condición humana, una invitación a ver más allá de lo evidente.