Frédéric Amodru

Nacido en 1976 en Isère, Frédéric Amodru es un pintor francés autodidacta, también conocido como Frédéric Ross como cantautor, profesor de canto y director de casting para televisión.

Desde los 12 años, Frédéric ya tenía múltiples sueños artísticos, oscilando entre el deseo de convertirse en estilista-modelo y el de convertirse en cantante. Fue en este período crucial cuando el destino puso en su camino al maestro Florent Gallino, profesor de canto y pintor, quien le abrió las puertas del mundo de la música y la pintura. Más tarde, otro ser inspirador, Maurice Passemard, pintor de acuarela, tomó al joven artista bajo su protección, dándole valiosos consejos sobre el arte del dibujo. Mientras sigue una carrera musical, la llama de la pintura aún arde dentro de él, alimentada por su pasión insaciable.

Con el estímulo y el apoyo de varios artistas y amigos, Frédéric Amodru decidió finalmente dar el paso y declaró su actividad como pintor profesional a principios de la década de 2020.

El objetivo de Frédéric es simple y poderoso: compartir su pasión y su arte con el mundo. Si bien lo figurativo desempeñó un papel importante en su trayectoria artística, Frédéric Amodru dejó progresivamente que lo abstracto ocupara el primer plano. El arte abstracto ofrece libertad de interpretación, permitiendo que la mente del espectador deambule por los meandros de la imaginación.

En 2022, Frédéric da un nuevo paso en su desarrollo organizando tres exposiciones y otras tantas inauguraciones en la región de Grenoble. Estos eventos son recibidos con un entusiasmo abrumador por un público numeroso y cautivado.

En 2023, Frédéric Amodru sigue siendo muy productivo y deja florecer su talento. Su enfoque artístico se basa en una exploración visceral de la materia, donde el acrílico se convierte tanto en medio como en lenguaje.

Sus obras, de estilo predominantemente abstracto y de intensa textura, se construyen a través de capas sucesivas, cada una de las cuales aporta su huella a la composición final. El gesto, libre e instintivo, juega un papel central en su proceso creativo, mezclando energía cruda y precisión reflexiva. Cada pintura nace de un diálogo constante entre el control y el dejarse llevar, revelando una tensión palpable entre el caos y la armonía.

El artista se inspira en la riqueza de los elementos naturales (la erosión de las rocas, las ondulaciones del agua o incluso las grietas de la tierra seca) que reinterpreta para extraer una dimensión profundamente emocional.

Los colores, a menudo ricos y contrastantes, interactúan con los relieves y las texturas para provocar una experiencia inmersiva, involucrando tanto la vista como el deseo de tocar.

Su obra invita al espectador a la introspección: formas abstractas, desprovistas de cualquier narración explícita, se convierten en un espejo de las emociones y pensamientos de cada persona. El artista busca trascender lo visible, despertar sensaciones crudas y sugerir mundos invisibles, frágiles y poderosos.

A través de este enfoque, afirma un deseo de conectar lo material y lo intangible, explorando los límites entre la instantaneidad del gesto y la permanencia de la obra.