Zokatos

Acunado por la contracultura de los 90, Zokatos naturalmente se volvió hacia la calle como su campo de expresión original. Ha mantenido al graffiti su brutalidad, su fuerza evocadora y una cierta concepción de la pintura. De la pared al lienzo, su trabajo evolucionó, conservando las herramientas del'arte callejero, los marcadores y latas de aerosol en su mayor parte. Sus composiciones abstractas y coloridas chocan ahora con el universo pragmático y canoso de las ciudades parisinas de su infancia.

Su obra, ya rica y variada para un artista de 29 años, es una síntesis original que combina el arte urbano y el arte abstracto, pasando del aerosol a la acuarela, del lienzo a la escultura, con la soltura de los grandes autodidactas. La suavidad de una estética no figurativa formada por formas y colores brillantes es como violada, brutalizada por las herramientas utilizadas, los goteos y la espontaneidad del gesto del artista.

Se piensa entonces en una alegoría del dilema del artista urbano, esta tensión constante entre la calle, eterna sala de exposiciones y el lienzo, tan necesaria. Si se busca acercar su estética a la de ilustres pintores unidireccionales, podemos citar a los maestros de la Escuela de Nueva York: desde la pintura de acción de Pollock para el ritmo impreso en cada composición, hasta la abstracción pospintural de Sam Francis, genio del color.

También evocaremos la abstracción lírica, Mathieu, Schneider, Hartung, cuyo planteamiento artístico basado en la ausencia de premeditación del gesto y la rapidez de ejecución propició revelar el genio artístico, convirtiéndose entonces las pinturas en la transcripción directa de la emoción del pintor Es la misma emoción que encontramos en la pintura de Zokatos, la emoción cruda del artista que pinta para existir y para quien el lienzo, medio de expresión vital, es un fin en sí mismo.