Hervé Querrien

Su enfoque está centrado en la relación inseparable entre el ser humano y su entorno, esto ocupa un lugar preponderante en su obra.

¿Hoy quién, el medio ambiente o los seres humanos, transforma al otro? ¿Vamos a seguir comiendo mal y “drogándonos" para vivir o volver a una vida más sencilla? La investigación sobre medicamentos está en pleno apogeo para hacer frente a todos los nuevos ataques que nuestro cuerpo está sufriendo.

Después de infligir multitud de insultos a nuestro entorno, son nuestro cuerpo y nuestro estado de salud los que pasan a la "caja".

Busca mostrar paisajes y cuerpos modificados. Todo lo que hemos hecho para contaminar el planeta, lo encontramos en la atmósfera y en nuestros platos. Debido a que nuestro sistema inmunológico se ha deteriorado, se ha vuelto débil y deficiente, nuestro cuerpo permanece en la zanja.

Sus pinturas y esculturas intentan cuestionar la relación entre los hombres y su entorno de vida, cómo transformamos nuestros cuerpos y cómo nuestros cuerpos sufren la transformación del paisaje. Lo que construimos para destruirnos nos rodea, nos invade, nos moldea. Cuestiona la capacidad de los cuerpos para sufrir lo que nos muestra el entorno. Los personajes convocados encarnan seres mutantes en los que, sin embargo, todos pueden reconocerse. Cuando cuerpos y paisajes se fusionan, busca descubrir lo que queda hoy del rostro del otro, lo que no siempre queremos creer, lo que vemos y lo que nos dicen nuestros cuerpos.

Jugando con algunas leyes reológicas y utilizando exclusivamente colores inicialmente destinados a la decoración de interiores, pero que se han vuelto indeseables, compone con estos colores de control de laboratorio.

Es el propio material de pintura el que se recicla o más precisamente los colores.

Por tanto, se une a la posibilidad de que las corrientes hagan escala en costas extranjeras.

Fuera de la carretera las huellas se desvanecen, similar a la navegación lenta.

Como caminar junto al agua y tener el placer como único destino.

Es un viaje de banco en banco, ¡pero parece que el de enfrente siempre es más bonito!

Texto Hervé Querrien