Edmond Ceria

Desde su infancia, Edmond Ceria mostró predisposición por la música, el dibujo y la pintura. Después de estudiar en el colegio de Évian, ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Ginebra. Decepcionado por la enseñanza, viajó a París en 1904, ingresó en la Academia Julian y asistió al museo del Louvre donde descubrió la obra de Paul Cézanne que lo impactó. Se convierte en discípulo de esta nueva visión del mundo, donde la sensibilidad y el amor por la naturaleza sustituyen al género y a la anécdota. Según René Barotte, “sus páginas incisivas recuerdan a Guardi o Canaletto. Su estilo se va liberando poco a poco de un cierto rigor en la ejecución. El tacto se convierte en un signo, casi un ideograma, y el pequeño cuadro aparece escrito como un poema de amor. »Comenzó su carrera exponiendo en el Salón de los Independientes en 1908, luego en el Salón de las Tullerías y en el Salón de Otoño del que era miembro. En 1919, pasó un año en Toscana, lo que le hizo tomar conciencia, como Corot, de la importancia de la luz en la pintura. Durante esta estancia, copió a los grandes maestros italianos, entre ellos Giotto, Uccello y Masaccio. De regreso a Francia, Ceria descubrió la luz de Provenza, pintando principalmente en Marsella y Sanary.En París, se instaló en un taller cerca del Observatorio y bajaba frecuentemente a los muelles para pintar el Sena, los puentes, la Concordia, las Tullerías y el Luxemburgo. En 1934, detuvo sus viajes a Provenza para descubrir Bretaña, donde pasó muchos años. Indiferente a las modas e indefectiblemente apegado a la naturaleza que estiliza, persigue una obra paisajística cuyos toques de luz resaltan los accidentes o reflejos. Cuando el clima le obligó a pintar en el estudio, dedicó su talento a las naturalezas muertas, que atestiguan su amor por la vida, así como sus paisajes reflejan su gusto por la naturaleza.Ceria participó, con sus amigos Charles Dufresne, Othon Friesz y Henry de Waroquier, en la primera exposición de los Maestros del Arte Independiente en el Petit Palais en 1937. Siempre junto a Dufresne, a quien confió la educación artística de su hijo Jacques Despierre, Decoró el pequeño vestíbulo del teatro Chaillot con Le Théâtre Antique. Al año siguiente, logró reconocimiento en Estados Unidos al ganar el Premio Carnegie. Nombrado pintor de la Marina en 1945, luego liberado de contingencias materiales, continuó su obra expresando sus emociones hasta su muerte diez años después.Sus obras se conservan en numerosos museos, entre ellos el Centro Pompidou, el Museo de Arte Moderno de París, el Museo de los años 30, el Museo Carnavalet y el Museo de Bellas Artes de Lyon.