Dibujo Retrato

Paralelamente al dibujo de bodegones o escenas de vida, el retrato pertenece verdaderamente a la Historia del Arte. Desde la Antigüedad se realizan retratos como parte de rituales funerarios y religiosos, su propósito es "hacer presentes a los ausentes". En Europa, es durante el Renacimiento cuando el arte del retrato se extiende gracias a los pintores italianos y flamencos. Como en la época romana, el retrato se reservaba a menudo a las figuras importantes de la sociedad; por ejemplo, se trazaba un retrato de una mujer devota y piadosa o el de un guerrero valiente para resaltar su bravura en el combate.

En los siglos XIV y XV, los pintores producen por encargo. Un arte cortesano se desarrolla y, muy rápidamente, los pintores esbozan croquis preparatorios a mano alzada para validar los pedidos y luego comienzan el trabajo de pintura al óleo en esa época, o con acuarela más recientemente. Los rasgos a veces se subliman a expensas del realismo y de la expresión, pero algunos pintores también han destacado por su capacidad para reproducir las expresiones faciales con un parecido casi fotográfico. Algunos retratistas abastecen las obras de detalles y otros prefieren capturar la esencia de una persona.

En esta época, el dibujo de retrato no solo cuenta una historia, sino que también transmite un mensaje de poder, permite enviar una imagen bien controlada a la población y establecer su autoridad mediante la difusión de estas imágenes. Para las élites florentinas, el retrato es un medio excelente para llevar su físico y estatus social a la posteridad. Así, en los museos contemporáneos, encontramos los rostros de la aristocracia y de la clase alta europea de la época, muy modestamente inmortalizados por Leonardo da Vinci y Rembrandt.

El efecto obtenido en el dibujo dependerá de las herramientas y el material utilizados. La sanguina es muy apreciada (sobre todo a principios del siglo XVI) para representar los rasgos del rostro y la calidez del encarnado de la piel. El retrato al carboncillo deja una impresión de líneas más duras, mientras que el pastel seco, más suaves y coloridas. Cada artista adapta sus técnicas de dibujo a lo que quiere representar y a la emoción que quiere crear (caricatura, dibujo con tinta china, dibujo a lápiz sobre Canson…).

Una cosa es cierta, como todos saben, el retrato es un arte exigente. Capturar las expresiones del rostro humano requiere mucha práctica. Dibujar un rostro y sus más mínimos detalles puede tomar horas para obtener el resultado esperado: una mandíbula sobresaliente, la forma del cráneo, unas cejas espesas, unos ojos alegres o unas pupilas dilatadas... Aún más difícil, ¿alguna vez has intentado hacer retratos de niños? Se impacientan rápidamente y se niegan a posar durante demasiado tiempo. El dibujante debe tener la habilidad suficiente para lograr inmortalizar estos modelos vivos llenos de vida.

Poco a poco, los dibujos de retratos han ido evolucionando hacia obras menos realistas, pero más sorprendentes y coloridas. Encuentra en Artsper los dibujos de grandes maestros y de jóvenes artistas: Jean Cocteau, Julien Calot, Alice de Miramon, Philippe Pasqua, Sabine Danzé, Bahareh Navabi o incluso Stéphanie Stindel.