Lou Ros

Lou Ros, este joven de 28 años, empezó a pintar a los 17 años. Primero hizo graffitis para divertirse con amigos en las paredes de los edificios con sprays. Pero muy pronto este juego se convirtió para él en una verdadera adicción. Posteriormente, la etiqueta simple, rápida y espontánea que creó apresuradamente al principio dio paso a obras más elaboradas y sustanciales, como los frescos murales.

Si aprendió a pintar en el oficio sin ir a escuelas de arte, también sintió rápidamente los límites de este arte callejero porque él mismo reconoce “que hay una ética de la estética de la belleza y de la repetición que acabó por aburrirme. Hacer un cuadro hermoso es aburrido, pero hacer un cuadro que tenga fuerza es algo completamente distinto. Entonces comencé a pintar en casa. »

Este regreso a casa le permite enriquecer su reflexión y también su práctica pictórica favoreciendo una actitud de verdad y una búsqueda más fundamental en su pintura: “la línea viva y vibrante en lugar de la línea bella, limpia y recta".

Sus pinturas son representaciones del mundo visible y de su propio mundo interior. Gracias a su pincel mágico, los colores vuelan, bailan y exultan, casando con voluptuosidad y pasión todas las evoluciones y contorsiones del bailarín. En esta coreografía pictórica asistimos a una dramatización de colores explosiva, radiante y dinámica.