
Sandra Chevrier
Canadá
El pintor francés Antoine Cordet explora la correlación entre el retrato y la abstracción; vetas gestuales de color fluido se encuentran con rostros congelados en el tiempo. El artista pinta con un toque muy hábil, una especie de posrrealismo, yuxtapuesto con la apariencia de identidades deliberadamente inacabadas, húmedas y manchadas. En el mundo de Cordet, ha dado forma a un lenguaje maravilloso, una edad de oro contemporánea, donde las pinturas contienen indicios fantasmales de un pasado romántico, exquisitamente reempaquetados y visualmente nuevos. Los rostros contemplativos, de oscuridad y luz, respirando pensamientos sentimentales, toques de autorreflexión ofrecen un pico en la mente del sujeto pintado y suponen una especie de expresión, una quietud, que repercute exactamente en cómo es sentirse humano.
Antoine Cordet vive y trabaja en París y expone internacionalmente.
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