Bram van Velde

Bram van Velde nació el 19 de octubre de 1895 en Zoeterwoude, cerca de Leiden. Autodidacta, desde muy joven se sintió atraído por la pintura . A los doce años trabajó como aprendiz en un taller de diseño de interiores, Schaijk & Kramers, en La Haya. Bram van Velde fue entonces alentado en su arte por la familia Kramers, coleccionistas y aficionados sensibles a su talento. Fue nuestro cliente habitual hasta aproximadamente 1934.

Su carrera despegó y en febrero de 1927 viajó a Bremen para exponer sus obras. Bram Van Velde fue admitido, junto con su hermano Geer , en el Salón de los Independientes de París. Influenciado al principio por los expresionistas alemanes, recibió en París la influencia de los fauvistas. Bram van Velde trabajó hasta lograr una abstracción personal de la que nunca se desvió. En una serie de composiciones con frutas frente a la ventana, opera una diseminación de la forma en la superficie y suprime la distancia entre interior y exterior, las formas concebidas como elementos de señalización tomadas en un sistema de contornos y anillos tienden a la imbricación de superficies. Se distingue de los artistas franceses que llegaron al estilo abstracto a través del impresionismo y el cubismo .

Fue en 1939 cuando el artista creó su propio lenguaje plástico, con tres grandes gouaches que establecerían la autonomía de su arte. Se afirma una gran autonomía de la pintura. Abrumado por el terror de la guerra, van Velde abandonó toda actividad pictórica entre 1941 y 1945. A partir de la posguerra, dominó plenamente el lenguaje visual que caracterizaría toda su obra. Las tensiones internas del pintor materializarán una concepción del espacio que le es eminentemente personal. A Bram van Velde le gustaba inscribir fluidez en su obra, otorgando en la mayoría de los casos una transparencia luminosa a sus composiciones.

Fue recién en los años 60, cuando se instaló en Ginebra, que el artista alcanzó cierto reconocimiento. A partir de 1961, el ritmo de exposiciones se aceleró. Se rueda una primera película de Jean-Michel Meurice sobre su vida.

En octubre de 1964 el joven autor Charles Juliet lo visitó por primera vez. Van Velde se mudó entre París y Ginebra, donde comenzó a pintar antes de establecerse allí en 1967. La serie de grabados Prisunic, que realizó Jacques Putman, marcó el inicio de la producción de litografías, que para el momento de su muerte sumarían más de 400. En 1973, pintó unos grandes gouaches en La Chapelle-sur-Carouge que constituyen una última muestra de color "salvaje" en su obra. Aimé Maeght lo llevó luego de nuevo a su galería.