Paul Steenhauer

Desde 1965, Paul Steenhauer ha creado una obra que muestra una idea coherente de su concepción del arte de la pintura. Su objetivo es representar el mundo como un cosmos perfecto pero esquivo en una escala muy limitada.

Es una composición que evoca asociaciones con imágenes del paisaje clásico porque siempre hay una división en la construcción de la pintura: un horizonte que sugiere una tierra y un cielo.

El paisaje es solo una idea preconcebida de lo que consideramos tal. No hay vida ni por debajo ni por encima del horizonte. Hay espacios de color bien definidos, que a veces muestran formas geométricas. La posición del horizonte, que puede ser alto, bajo, central o curvo, define el efecto de estas áreas e invoca espacios insondables, independientemente del tamaño del cuadro.

Al mirar las pinturas, nos adentramos en un mundo cósmico más allá de la concepción de un paisaje. Las formas geométricas como tales marcan los espacios y mezclan discretamente "naturaleza" e interferencia humana, logrando una simbiosis de ambas.

La imagen se ve reforzada por las modulaciones de la luz, la gama de colores, el cambio de forma y la técnica de pintura en capas. Esto le da a la obra una atmósfera de misterio sobrenatural y poético.

La cuidada mano de obra, el particular uso de los colores, la sorprendente combinación de pintura paisajística y elementos constructivistas dan a la obra su carácter específico y distintivo.

El trabajo no es de fácil acceso, pero aquellos que están realmente absortos no pueden dejarlo ir.