"Pieza a pieza" pretende reunir el trabajo de varios artistas de la galería. Los retratos psicológicos de nuestra sociedad urbana representados por Manoly y K-lilystreet confrontan las pinturas oníricas de Jafet Blanch, creando un puente entre la intimidad y la sociedad. Entre la representación y el mito de lo imaginario. Un puente que el artista Tomadee toma prestado sin miedo.

Su pintura refleja una familiaridad benévola, un microcosmos donde surgen contradicciones y se entremezclan en un caos alegre. Con "Discordances", el artista CBTH dibuja un universo colorido donde figuras infantiles se codean con ansiedades muy adultas. Para su regreso, el artista callejero Shoner1 presenta tres lienzos en exclusividad. Su trabajo es una inteligente mezcla de graffiti, Pop Art y cómics. Coloridas, optimistas y alegres, las obras de Shoneoner deconstruyen lo figurativo y dan un impulso (y bomba) en medio del arte callejero parisino. Entre la plantilla y el dibujo, cuenta una historia única y onírica donde los colores son dominantes. Por otro lado, las imágenes de ciudad e industria de Jules Viera contrastan con las del desierto y la naturaleza de Boris Wilensky.

Paisaje contra paisaje. Cada uno a su manera revela un espacio geográfico que da un replanteamiento del lugar del hombre en el mundo. Las fotografías de Philippe Charlot, como una síntesis, se detienen en la ausencia del individuo. El recuerdo y la fantasía se unen. Charlot enfatiza la soledad del hombre en un entorno donde paradójicamente deja su huella. El diálogo iniciado entre estos fotógrafos cuestiona la noción misma de territorio y temporalidad. Gregory Hayes continúa esta investigación: dar sustancia a la ilusión a través de una composición puntillista, creada por formas y colores. Una forma de abstracto poético es operada así por las tareas armoniosas que el pintor yuxtapone en su lienzo.

Expresan una delicadeza sin temporalidad, un ensueño visual que actúa tanto sobre el ojo como sobre el intelecto. Este suave reflejo del mundo y posicionamiento rompe en las cimas de la obra abstracta de Francisco Rangel. A través de este cuadríptico bañado en pan de oro, la artista muestra el dolor del paso del tiempo y nuestra incapacidad para contenerlo. "Big bang" de Victor Haïm resuena como el punto final de esta exposición. Un punto decididamente interrogativo. Las obras se convierten en portavoces y juntas ofrecen una interpretación única de nuestro lugar en el mundo.