En perspectiva cónica, el punto de fuga es un punto imaginario destinado a ayudar al diseñador a construir su obra. En el trabajo de Sebastian Wickeroth, esta noción adquiere un significado completamente nuevo y se convierte en una metáfora que encarna todos los cambios en los conceptos espaciales basados en la competencia cultural y las habilidades perceptivas humanas. Como parte de la exposición “Vanishing Point”, la artista ha optado por explorar y conectar los conceptos de creación y representación del espacio a través de tres series de obras. Al combinar elementos de pintura, escultura y arquitectura con experimentos sobre colores, formas y materiales, Wickeroth vuelve a entablar un diálogo con las tradiciones del arte mínimo y la abstracción geométrica al agregar una temporalidad e inspiraciones contemporáneas vinculadas al diseño y la industria. La nueva serie de lienzos producidos este año constituye el corazón de la exposición, reinterpretando de una forma nueva las técnicas visuales y plásticas estudiadas y revisadas por el artista a lo largo de su carrera. Las superficies brillantes y monocromáticas, de resina barnizada, se estiran al ritmo del lienzo que parece haberse soltado de su marco o haber sido arrancado a la fuerza de él.

¿Es consecuencia de un gesto controlado y destructivo iniciado por el artista? ¿O una distorsión determinada por la materialidad de la obra misma? Creada en la continuidad de Strategie der steine 3, una obra emblemática de la obra del artista donde un gran bloque rectangular hecho de cartón yeso ensamblado y pintado parece haberse estrellado contra el suelo como resultado de una caída, esta nueva serie se construye más en la idea de que la belleza y la perfección también pueden surgir de la falta de forma y el caos. Según el artista, creación y destrucción son entonces modos de concepción iguales que permiten, a través de diversos procesos de transformación, cuestionar qué es realmente la belleza. En la serie materia / constante, mostrada por primera vez como parte de la exposición homónima de 2018, Sebastian Wickeroth explora los procesos naturales de mutación mezclando fotografías tomadas en Islandia, China y los Alpes con pintura. Aerosol sobre vidrio. El filtro azul, compuesto por pigmentos depositados sobre el vidrio, transforma y da vida al paisaje que se había congelado en el momento. Las gradaciones de los cuadros revelan entonces ciertos elementos de la composición fotográfica y velan otros, difuminando la frontera entre la fotografía, el color agregado y el espacio que los separa.

Un espacio en la galería también estará dedicado a una presentación en video de la serie fotográfica Raw Feels, mostrada solo una vez en el Museo de Arte Multimedia de Moscú en 2019. Esta serie, producida con un teléfono inteligente en las estaciones de metro de Moscú y San Petersburgo, cuestiona los límites de nuestra percepción visual así como la veracidad de nuestra realidad. La ambición de este proyecto era enfocar el rodaje en las luces de neón que colgaban del techo; los ajustes en términos de brillo y exposición tuvieron el efecto de sumergir todos los demás elementos de la imagen en negro. En esto, el dispositivo revela la capacidad del cerebro humano para compensar e incluso construir nuestra percepción del espacio, creando así sus propias realidades y perspectivas. Luego, el artista lleva al espectador a un encuentro ampliado y aumentado con su propia fisicalidad y los fundamentos de su experiencia individual del mundo.