Nacida en Lot et Garonne, anexada a Burdeos y ahora residente en Angers, su experiencia artística de casi 30 años se nutre de numerosos aprendizajes, intercambios y encuentros. Ghislaine Ferreira está en la línea del movimiento expresionista. Sus retratos reflejan el espejo interior del hombre. Bajo una mirada humanista, disecciona a los demás en toda su profundidad. Ella bautiza este proceso como “el triángulo humano”. Jean-Claude Ferreira explica que "todos existimos a través de 3 dimensiones: el ser íntimo, el ser imagen, el ser percibido... Ghislaine juega sutilmente con esta triangulación y añade la posibilidad de que el espectador fije su propia complejidad, su propia triangulación cuando se detiene frente a un lienzo. Más allá de las apariencias, sus retratos firman un pacto de sinceridad y sensibilidad. El artista plantea la complejidad y la fragilidad, sin diluir la esperanza de un futuro siempre cambiante. Su mirada oblicua sobre el individuo mezcla defectos, debilidades con delicadeza. Ghislaine Ferreira deja una línea viva y espontánea a través de la práctica de la acuarela. Sutilmente compuesto, la desigualdad de sus rasgos imita la torpeza de los personajes. Y a veces, el azar esbozado se convierte en gracia plástica. Una gracia captada por el espectador a través de un diálogo entre la mirada del modelo y la suya propia. El diálogo despierta dudas insospechadas. La emoción nace de este encuentro y de esta meditación sobre la vida. La artista multiplica las exposiciones en París, Burdeos, Nantes, Orleans, Metz, Dusseldorf… Participa en los grandes eventos del panorama actual: Art Fair Lille, el mercado de arte contemporáneo de Lille.
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