El retrato, en la historia del arte, ocupa un lugar tan importante como la naturaleza muerta, el paisaje y el arte animal (¡prehistórico, por cierto!).
Durante mucho tiempo, estuvo reservado para dioses, reyes y difuntos. Recordemos los retratos de Fayum, una forma de permanecer eternos...
Y si bien uno de los primeros retratos fue el de nuestro rey Juan II el Bueno, alrededor de 1350, y no de frente sino de perfil, los numerosos retratos que le siguieron en los siglos XV y el Renacimiento se asociaron principalmente con paisajes.
En los siglos XVII y XVIII, estaban reservados para los poderosos y una cierta élite, e incluso si Le Nain y Ribera nos ofrecieron una versión más popular, ¡fue excepcional!
¿Qué pasa ahora, cuando podemos "hacernos nuestros propios retratos" e incluso exhibirnos en línea?
¿Qué quieren expresar los artistas a través de la pintura, el dibujo, la fotografía, el vídeo y la escultura en nuestra época? ¿Quizás podamos encontrar bajo nuestras máscaras lo que yace en lo más profundo de nosotros mismos? Y si tomamos como ejemplo el retrato de la Mona Lisa, el más famoso de todos, sigue planteando preguntas esenciales y constantes. ¿Quién es realmente?
¿Qué quiere decir Leonardo da Vinci a través de ella y su enigmática sonrisa?
¿Quizás podamos buscar el alma de la modelo?
Más recientemente, Picasso escribió: "¿Debemos pintar lo que hay en un rostro o lo que se esconde detrás de un rostro?".
¡En tus manos está encontrar la respuesta en esta nueva Bienal!
Chantal Mennesson
Comisaria de la exposición
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