Panoramas solitarias

Ninguna obra coincide con su criterio de búsqueda

Ninguna obra coincide con su criterio de búsqueda

Panoramas solitarias

Se podría argumentar que estar a solas con tus propios pensamientos es aterrador, pero el panorama solitario en la historia del arte nos muestra que quizás uno no debería temer su propia compañía. De hecho, el propio panorama se basa en quién es el observador. El sujeto puede estar dentro de un vasto paisaje, vacío de vecinos, ruido y conmoción. O puede estar en el centro mismo, en medio del bullicio de la vida cotidiana y rodeado de otras personas. También puede darse el caso de que la vista panorámica dentro de un cuadro, sea la propia vista, ausente incluso de una figura que la habite. Con la aparición del arte pop en los años 50, los espectadores vieron otra cara de la obra de Andy Warhol, escenas que patrullan el espacio entre las personas e investigan las ideas de intimidad y extrañeza. La panorámica solitaria era, en este caso, un séquito brillante o un brazo de cámaras que actuaba como amortiguador entre las interacciones humanas. En la propia selección de obras de Artsper, JC Pratt utiliza el paisaje urbano y su arquitectura como telón de fondo para la figura solitaria, decidida a instigar la introspección. Elena Raceala y sus representaciones en blanco y negro del paisaje marino, por otro lado, crean un panorama solitario más parecido al abismo o al vacío, en el que sus habitantes (o el espectador) pueden perderse, sólo con ellos mismos como compañía.

Leer más