Kuska

El tema de las obras de Kuska (Alejandra Corral) es la vida de las prostitutas, pero su punto de vista se aleja de los tópicos tanto como Posner o los antiguos primates. No se trata de objetividad, se trata de una mezcla de desgarro y ternura que se puede llamar sentido de la realidad. Esto se refleja en las sucesivas representaciones de actos y sentimientos, sin apelar al morbo ni al sentimentalismo. Las escenas son dormitorios anónimos y muebles baratos que no esconden la esencia de ninguna relación laboral: cambiar la vida por dinero. Nótese el uso del collage, que acumula elementos tan incongruentes como la decoración de dichos lugares. Pero sin duda lo más característico es la combinación entre el tratamiento plano de los fondos y lo técnicamente volumétrico de las figuras. Estos cuerpos cuyos relieves atestiguan “curvas de nivel”, como si Alejandra tratara científicamente a sus personajes, enfatizando su carácter material y no el de seres conscientes. Y, sin embargo, lo son, somos seres conscientes, para los que todo esto, estemos del lado donde estamos, a veces es simplemente insoportable para nosotros. Pero, en última instancia, “toda la vida se puede vivir”, como escribió el poeta Rilke.