Kacem Noua

Figuración, paisaje, bidimensionalidad, tridimensionalidad, son palabras que no se aplican a la obra de Kacem Noua, un artista que incita al cuestionamiento en lugar de la contemplación.

Graduado de la Escuela de Bellas Artes de Lyon, Kacem Noua se alejó rápidamente de los géneros existentes en la pintura para crear su propio universo artístico, un universo en el pináculo de la abstracción. Cuando nos enfrentamos al trabajo de Noua, nos encontramos desprovistos de cualquier referencia espacio-temporal, gracias a su técnica tan específica.

A medio camino entre la pintura, la fotografía y la escultura, nuestro artista concibe sus obras como "ejercicios de musculación ocular", "algo que siembra la duda sobre la identidad de lo que estamos viendo". Es cierto que como espectadores, nuestros ojos se preguntan hacia dónde dirigirse. Exploramos la obra a través de la vista, sin saber exactamente qué estamos viendo ni a qué debemos prestar atención, lo que nos lleva a querer tocarla para descubrir la verdad. Sin embargo, la práctica de Kacem Noua nos quita la posibilidad de analizar sus obras mediante el tacto, ya que sus obras terminadas son acrílicos sobre contrachapado marino con un aspecto casi fotográfico.

Su proceso es complejo y arraigado en una búsqueda inmutable en torno al acto de pintar. Pinta amplias áreas de colores en diferentes movimientos y se interesa por los volúmenes que la pintura crea. Luego elige uno de estos volúmenes y lo reproduce en otro soporte de manera extremadamente detallada, casi fotográfica. Luego coloca sus obras en una pared blanca, y estas parecen desprenderse de la pared, flotando sobre el suelo. A medida que ha crecido como artista, Kacem Noua ha refinado este proceso, pero su búsqueda y el propósito de sus obras han permanecido casi inalterados. En las décadas de 1980 y 1990, exploraba volúmenes que evocaban volutas o espumas en movimiento. Hoy en día, se centra en una exploración más profunda de la materia pictórica. Fotografía una huella de pintura que ha depositado en una placa de vidrio y luego realiza varios bocetos preparatorios para elegir el detalle que quiere reproducir a gran escala y de manera idéntica.

Al explorar la materia pictórica, pero también la relación del artista con la pintura, el proceso de creación y el acto mismo de pintar, Kacem Noua se sitúa en la línea de artistas como Jackson Pollock. Sus acrílicos tienen como objetivo permitir a cada individuo crear sus propias imágenes, sin permitir que ninguna imaginación predomine en sus obras. De esta manera, encarnan todas las posibilidades, una verdad propia de cada uno, un éxtasis alcanzable a través del arte.

Texto: Inès Britel