Quentin Bariseau

Originario de un pueblo pesquero de la Costa de Ópalo, en el Pas-de-Calais, Quentin Bariseau siempre se ha interesado por el arte. Estudió 5 años en la Escuela de Bellas Artes de Dunkerque y perfeccionó paralelamente su estilo de dibujo. También realizó residencias artísticas, una de ellas en Irlanda.

Dotado de una personalidad emocional, el dibujo se convierte para él en un próspero refugio donde la agitación deja paso a la calma y la concentración. Luego imagina mundos oníricos y fantásticos donde se mezclan naturaleza y vestigios, materia orgánica alterada y fauna quimérica.

He aquí el planteamiento del artista:

"No hay boceto preparatorio.

Se coloca el lápiz en el centro de la hoja de papel y comienza el proceso.

Como un microcosmos fértil, el dibujo nace y se desarrolla. Un dibujo incisivo y vibrante, donde la punta del lápiz revela un viaje introspectivo a través de un magma de formas orgánicas y minerales.

Poco a poco, una arquitectura se aclara, una red compleja se extiende y, finalmente, se estabiliza y se vuelve autosuficiente. Construcciones viscerales que flotan en un espacio vacío desprovisto de escala, el dibujo plantea interrogantes.

El ritmo es sostenido, la mirada atenta, la ejecución a menudo de un tirón.

El observador tiene la elección de la pista, monstruosa estructura monumental, organismos microscópicos, vestigios gangrenados de un tiempo que pasa y que inscribe su acción en la carne de la materia, un tiempo que carcome nuestros puntos de referencia y nos sumerge en la incertidumbre.

Plano detallado de una reflexión basada en la representación gráfica de una estética de la alteración".