Frédéric Choisel

A los once años, Frédéric Choisel comenzó a tomar sus primeras fotos con una vieja cámara Pentax. Esto lo llevó unos años más tarde a la Escuela Superior de Estudios Cinematográficos de París. Diplomado en la mano, tiene el privilegio de trabajar con el pintor Gaétan de Rosnay, cuyo estilo postimpresionista y entusiasmo comunicativo por la pintura influyeron definitivamente en su investigación artística. El pintor le animó a explorar la pintura clásica, a estudiar la luz y las formas en la pintura holandesa y española del siglo XVII, así como con artistas franceses como Delacroix, Courbet, Chardin o Corot. Se forma el ojo, la mano encuentra su disciplina. Frédéric Choisel, afincado en San Francisco, comenzó una carrera en la producción audiovisual con una sed esquiva de imágenes que lo alejaban de la pintura cuyo contacto, sensualidad, dimensión física, material limpio, ausente del mundo de la fotografía o el cine finalmente lo extraña. Por lo tanto, comienza a mezclar su experiencia fotográfica con sus primeros cuadros en un estilo clásico y muy realista. Luego, se acercó a los expresionistas abstractos, atraídos por las obras de Cézanne y más particularmente las de Kooning y Staël. Su trabajo se afirma. Un rigor que le lleva a exponerse regularmente en San Francisco. Hoy en día, en una parte importante de su obra permanece la idea de "paso", ya que para Frédéric Choisel la realidad sigue siendo la combinación de varios intentos de comprender y representar el mundo. Así, su nueva serie floral abstracta denominada "Akua" (en referencia a los dioses de las islas oceánicas) destila fuerza, una innegable belleza plástica, pero también una dimensión de plenitud que se profundiza con el tiempo que pasa en su presencia. Una forma concreta de adentrarse en la pintura creando nuevos espacios donde la abstracción es un movimiento que primero se aleja y luego libera la mente de ideas preconcebidas.