Bérengère Lurand

Originaria de Drôme, Bérengère Lurand tiene en ella los aromas de campos de lavanda y árboles frutales. Pero también el sonido del viento, las cigarras, la caricia del sol. Esta escucha, esta observación de lo que la rodea, esta sensibilidad, la guía en esta pasión que es la creación.

Si bien sus estudios la destinaron a una carrera en comunicación, cambió radicalmente de rumbo.

La tierra. Este material blando y primitivo respondió a una necesidad muy fuerte de crear. Comenzó a trabajar en escultura en Asnières antes de unirse a un taller en París, cerca de Butte Montmartre. Desde hace más de 10 años, sus manos, su aliento, su alma, esculpen, modelan, acarician la tierra. “El trabajo puede evolucionar a medida que avanza el modelado e incluso después de la cocción. Me adapto a lo que la tierra me devuelve. Ella resiste, tiene su propia fuerza, sus propias limitaciones. A veces dudo. Pero sobre todo me enriquezco, aprendo. Cada proyecto me despierta una gran emoción. Durante semanas o incluso meses, todo mi ser vibra para dar forma a la idea inicial. "